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Álbum de recortes

Impuesto contra la pobreza

La Voz de Galicia: En Nueva York, el lunes pasado, al margen de la Asamblea General de Naciones Unidas, se reunieron los responsables de cuatro países -Brasil, Chile, España y Francia- y presentaron las conclusiones de un informe sobre los "nuevos mecanismos de financiamiento" para luchar contra la pobreza y el hambre.

¿De qué se trata? Pues de retomar esa idea que yo había lanzado en 1997 apoyándome en una propuesta del economista estadounidense James Tobin. Éste había sugerido crear una tasa sobre las transacciones financieras para reducir la especulación en el mercado de cambios. Su preocupación era evitar el sobrecalentamiento en la compra y venta de divisas, pues temía que una explosión especulativa pudiera provocar el derrumbe de todo el sistema financiero internacional.

Sobre esa base, había propuesto yo que esa tasa se concibiera como un impuesto internacional cobrado, a escala planetaria, por un organismo de la ONU, y que las sumas así recogidas -unos sesenta mil millones de euros al año- sirvieran para combatir la pobreza y el subdesarrollo en el mundo. Es, en mi opinión, la única manera sensata de reducir también la violencia, las injusticias y el terrorismo. Con esta filosofía creamos, en 1998, la asociación Attac y luego, con muchos otros amigos, el Foro Social Mundial de Porto Alegre.

Ese proyecto de un impuesto mundial contra la pobreza (basado o no en la tasa Tobin) suscitó violentas reacciones hostiles, pero la idea siguió caminando. Cada día, un mayor número de ciudadanos y hasta de empresarios y de dirigentes políticos se dan cuenta de que ese impuesto puede moderar la violencia de la globalización económica en un mundo en el que los ricos son cada vez más ricos y los pobres más pobres y más numerosos.

Por eso, cuando en el último Foro de Davos, en enero del 2004, y en presencia de los nuevos amos del mundo, el presidente Lula de Brasil lanzó un llamamiento para la creación de un fondo mundial contra el hambre, obtuvo una reacción muy favorable. El presidente francés Jacques Chirac y el de Chile Ricardo Lagos apoyaron la iniciativa a la que se unió hace poco el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Los cuatro mandatarios defienden la idea de una tasa internacional (a la que se opone con ferocidad Estados Unidos) aplicada a las transacciones financieras y al comercio de las armas. Lula ha repetido que los gastos de armamento mobilizan medios financieros, materiales y humanos que podrían invertirse con mayor progreso en programas sociales.

Está demostrado que para alcanzar los objetivos del Milenario -dividir por dos la pobreza mundial de aquí al 2015- es indispensable encontrar recursos financieros suplementarios, ya que la ayuda pública resulta insuficiente y que, según el Banco Mundial, se necesitan unos 50.000 millones de euros anuales¿ El año próximo, en septiembre, tendrá lugar la Cumbre sobre el desarrollo y si no se quiere que ésta fracase habrá que avanzar -no hay otra vía- en la puesta a punto de ese impuesto mundial.

Ideas no faltan, y además de la tasa sobre las ventas mundiales de armas y sobre las transacciones financieras internacionales, algunos sugieren que se cree una tasa sobre los transportes aéreos y marítimos, o sobre los beneficios de las grandes empresas multinacionales, o sobre la venta de hidrocarburos, o sobre el consumo mundial de electricidad, o sobre las comunicaciones telefónicas.

El objetivo es encontrar una solución nueva y solidaria, fácil de aplicar, para transformar un mundo en el que coexisten una miseria extrema y una inmensa prosperidad. Y para reducir los grandes riesgos geopolíticos que eso significa.

I. Ramonet, 2004-09-22

Rugido de la Tierra

Rugido de la Tierra

La Voz de Galicia: Hace tres semanas, en el museo Munch de Oslo, ante los ojos de los visitantes, dos ladrones hurtaron, en pleno día, uno de los cuadros más famosos del mundo: El Grito, de Edvard Munch. Representa, sobre un fondo atormentado de ría y bajo un cielo rojo en llamas, a una persona muy delgada en primer plano que se tapa los oídos y lanza un alarido frente al espectador, como pidiéndole ayuda, mientras, detrás, las tenebrosas siluetas de dos hombres proyectan una sensación de amenaza.

La obra no es única. Entre 1893 y 1895, Munch pintó cuatro versiones, y la más perfecta es la que sigue expuesta en la Galería Nacional de Oslo. Si la noticia del latrocinio ha tenido tanto impacto es sin duda porque, mas allá del valor material del lienzo (unos 36 millones de euros), todos hemos sentido que en esa desaparición hay algo simbólico, como si más que un cuadro los rateros nos hubieran arrancado ese útimo recurso individual que nos queda cuando la fuerza nos amenaza: el derecho de gritar nuestro miedo, de chillar, de protestar, de reclamar auxilio. El Grito , desde el principio, fascinó al público. Es el primer cuadro que, en cierta medida, "sonoriza" la pintura (aunque, por definición, de modo silencioso). A medida que echó a andar el siglo XX, este óleo precursor del expresionismo pasó a simbolizar, a semejanza de las novelas de Kafka, la angustia del hombre moderno, su soledad existencial. Y cuando se pusieron en marcha las grandes maquinarias de aniquilación -guerras mundiales y sistemas totalitarios-, siguió significando la fragilidad del ser humano espantado por tanto crimen.

Con el tiempo no ha perdido fuerza. Al contrario. Hoy sigue expresando el sentimiento de horror frente a delitos sin nombre como los cometidos hace poco en Beslán. Pero además empieza a tener ahora un valor de denuncia ecológica, desde que se han descubierto las circunstancias que lo inspiraron.

Munch tenía unos veinte años cuando un atardecer de 1883, según contó en su diario, "estaba caminando con dos amigos. Entonces se puso el sol. De momento todo el cielo era rojo sangre, y me sobrecogió una gran melancolía. Me quedé quieto y me recosté al borde del camino, me sentía muy cansado, nubes como sangre y lenguas de fuego caían sobre la ciudad y sobre los fiordos azules y negros. Mis amigos continuaron caminando y yo me quedé solo, temblando de ansiedad. Sentí como si un gran grito interminable atravesara la naturaleza".

Munch no fue el único que vio aquel cielo. El New York Times del 28 de noviembre de 1883 informó: "Poco después de las cinco de la tarde hacia el oeste, el horizonte se cubrió de un rojo escarlata brillante y hasta las nubes se tiñeron de rojo. Las personas en la calle estaban asombradas y se reunían en grupos en todas las esquinas de la ciudad mirando hacia el oeste. Muchos creyeron que había un gran fuego".

Munch representa lo que millones de personas pudieron ver a través de todo el norte del planeta a causa de la erupción del volcán Krakatoa, el 27 de agosto de 1883. La explosión, el grito de la tierra, se oyó a 4.500 kilómetros, la mayor distancia recorrida por un sonido transportado por el aire en toda la historia. Arrojó tal cantidad de ceniza al espacio que rebosó hasta una altura de 50 kilómetros y se difundió alrededor de la Tierra. La ceniza quedó suspendida y girando en el aire. Durante años estuvo produciendo apocalípticos ocasos de color rojo. En sitios tan distantes como Bogotá o París había tal cantidad de materia en la atmósfera que tamizaba la luz solar y hacía temer el fin del mundo.

Después de haber simbolizado la soledad del hombre moderno, sentimos hoy, como decía el propio Munch, que su lienzo expresa también el "gran grito interminable" del medio ambiente amenazado. Como si, frente a la acumulación de toda clase de atropellos, lo más característico del ser humano y hasta de la naturaleza fuera, en definitiva, gritar, dar alaridos de terror.

Ignacio Ramonet, 2004-09-15

Medir nuestra huella

Medir nuestra huella

La Jornada: Una vez que se tiene el cálculo de la superficie requerida para mantener el nivel de consumo a nivel de un país, se puede estimar la huella ecológica per cápita. Esa superficie representa el "planetoide personal", la superficie productiva de la Tierra que cada habitante está utilizando anualmente.

El demuestra que casi todos los países industrializados tienen una huella ecológica más amplia que la de su territorio. Por ejemplo, Holanda es considerada un éxito ambiental por todo visitante. Su superficie es de 33 mil 920 kilómetros cuadrados, tiene pocos recursos, se cuidan bien y los niveles de contaminación se antojan bajos. Pero Mathis y Wackernagel estiman que los holandeses requieren un área 15 veces mayor para mantener su nivel de consumo de alimentos, maderables y energía. Por sí sola, la huella alimenticia rebasa 140 mil kilómetros cuadrados, y esa superficie está en países subdesarrollados que exportan alimentos a Holanda (algunos de estos productos primarios son procesados y exportados por la industria alimentaria holandesa).

De acuerdo con estos cálculos, la gran mayoría de los países industrializados (Japón y Estados Unidos a la cabeza) mantiene un déficit ambiental sumamente importante con el resto del mundo. Canadá es una excepción porque se trata de un país muy extenso, con buena dotación de recursos naturales y baja densidad de población. Estados Unidos e Inglaterra se encuentran entre los países con un déficit ambiental más intenso. En general, todos los países de la OCDE, por ejemplo, mantienen una huella ecológica que se deja sentir hasta los más recónditos bosques de Borneo y las cañadas de Papua Nueva Guinea.

El cálculo de la huella ecológica y el planetoide personal es un ejercicio complejo que todavía necesita ser refinado. Por un lado, la necesidad de información estadística de buena calidad es muy alta. Por otro, y más importante, sería conveniente usar técnicas de cálculo matricial para dar cuenta de las interdependencias en el interior del aparato productivo mundial con una matriz insumo producto. Todavía falta mucho para llegar a ese nivel de análisis, pero la línea de trabajo es adecuada. En el futuro será necesario afinar la metodología para tomar en cuenta los efectos de escala que puede acarrear una huella ecológica desmedida.

No se puede colocar en el mismo plano la huella ecológica de un habitante en Bangladesh, luchando por sobrevivir en una pequeña parcela en la que cultiva arroz con la ayuda de un búfalo, y la de un europeo que circula por las autopistas alemanas en vehículo de lujo. Hay un problema ético aquí: la huella ecológica de subsistencia no es lo mismo que la de opulencia. Hay umbrales por debajo de los cuales no puede juzgarse con el mismo rasero la contribución ecológica de un habitante. Por eso el cálculo de la huella ecológica de cada país tiene implicaciones políticas de primera magnitud. Las negociaciones internacionales en materia de cambio climático y conservación de la biodiversidad, por ejemplo, serán radicalmente diferentes al usar como referencia la huella ecológica.

Alejandro Nadal, 2004-09-08

Mercado libre

Libertad Digital: Según Mailer, "el llamado mercado libre de lo que se preocupa es de enriquecer a las corporaciones más poderosas. Creo que la última tendencia del mercado libre es que los pobres sean aún más pobres". Uno de los clásicos atavismo antiliberales es la idea de que la riqueza no es creación sino robo. Así, si una empresa se enriquece, ello necesariamente daña a los demás. De ahí se salta a la conclusión de que cuanto más libertad, más pobreza. Todo lo que sabemos sobre cómo son los mercados y la economía en la realidad va en sentido contrario: cuanto más mercado, más bienestar para más gente, y cuando menos mercado, menos bienestar para más gente.

Probst Solomon aseguró que el presidente Roosevelt sacó a EE UU de la recesión en los años 1930, otro dogma caro al pensamiento único y que casa muy mal con los hechos, que indican que el intervencionismo de Roosevelt tuvo el efecto contrario: demoró la salida del país de la Gran Depresión. Lo que sí hizo Roosevelt es lo que han hecho los enemigos de la libertad hasta hoy: obligar al pueblo a que pague a los artistas, con lo que todos ellos, desde Judy Garland hasta el menos célebre, lo idolatraron y contribuyeron a la falsa imagen de Roosevelt como abnegado servidor del pueblo. Vamos, que Rodríguez Zapatero y Carmen Calvo, a la hora de hostigar a los trabajadores a favor del "mundo de la cultura", no han inventado nada.

C. Rodríguez Braun, 2004-07

Libertad Digital: "¡Comparte los bienes! Tu acumulación genera el empobrecimiento de quienes viven a tu alrededor"?. Comprendo que bobadas como esta regocijen al pensamiento único, que no percibe que son falsas y reaccionarias.

No hay falacia económica más antigua que la asociación entre riqueza y pobreza, que sostiene que no hay forma de enriquecerse sin empobrecer a alguien, que toda prosperidad supone miseria, que no puedo ganar un euro sin robárselo a otro. En pura lógica, si esto fuera así, la humanidad jamás habría podido prosperar: en los llamados juegos de suma cero, donde uno sólo gana si algún otro pierde, la suma total es siempre la misma. Si la humanidad ha dejado atrás las cavernas es porque Tamayo no tiene razón: no es verdad que tu acumulación genere el empobrecimiento de quienes te rodean. Al contrario, si la humanidad sólo hubiese compartido y jamás hubiese comerciado, seguiríamos en las cavernas.

C. Rodríguez Braun, 2004-09-13

Responsabilidades (1)

La Voz de Galicia: Lo primero que dijo Bush aquel día, tan pronto como el miedo le permitió bajarse del avión y comparecer ante su pueblo, fue que estábamos en guerra, y que la U.S. Army buscaría a los terroristas en las más remotas madrigueras. Y lo primero que dije yo, en el artículo del día 12, fue que era un gravísimo error combatir al terrorismo con la guerra y con su ley, que se estaba elevando a Bin Laden a la categoría de Estado sin territorio, y que se estaba olvidando que el terrorismo habita y utiliza las mismas estructuras sociales en las que nosotros vivimos.

Bush se equivocó totalmente, aunque todavía no lo acepta. Y yo acerté plenamente, aunque tuve que esperar hasta ayer mismo para que, acuciado por el desastre de Beslám, también el Financial Times se sumase a la teoría de que la guerra y el terrorismo operan en planos distintos, y que, lejos de acabar con el contexto en el que florecen los suicidas, las guerras económicas son su mejor criadero. Y menos mal que se equivocó Bush y no yo. Porque la guerra de Bush la estamos perdiendo, mientras que la democracia global vuelve a reverdecer como las más hermosa y eficiente utopía del mundo, o como la única esperanza que nos queda para frenar la escalada bélica en la que nos están metiendo los que, lejos de buscar la paz, pusieron en marcha el negocio de la guerra.

Tres años después del ataque al World Trade Center, la franquicia terrorista llamada Al Qaeda pasea su terror por todo el mundo, marca la agenda de los Estados más poderosos, influye en los procesos electorales, mata donde le peta, gana adeptos para esa locura asesina de las guerras preventivas, avergüenza a las democracias con nombres como Guantánamo, Kandahar o Abu Ghraib, y acelera la escalada de conflictos en la que los terroristas no pierden nada y los ciudadanos lo perdemos todo. Por eso es hora de aceptar que el 11-S no movió la historia hacia delante. Sólo nos hizo regresar a los tiempos en los que todavía se creía que la guerra era una solución. Porque eso es lo que piensan, por desgracia, el hijo de Bush y el hijo de Putin.

X.L. Barreiro, 2004-09-11

Responsabilidades (y 2)

Libertad Digital: Tres años después del 11-S y seis meses después del 11-M la única conclusión que se impone es que el enemigo de la libertad, el auténtico peligro para la civilización occidental está en casa, que toda la fuerza de los Ben Laden y compañía es eso: la compañía. Pero esa fuerza que hace realmente temible al terrorismo islámico es la misma que tenía contra las cuerdas a las democracias liberales en los años setenta, es la misma que entregó Vietnam, Laos y Camboya al comunismo, y trató de hacer otra Cuba en Granada, Nicaragua o El Salvador. Es la misma que ahora ha utilizado la guerra de Irak para acabar con los gobiernos liberal-conservadores, es la misma que ha aprovechado, si no colaborado, con los asesinos de Madrid para acabar con el Gobierno del PP. Es la misma que utiliza la ONU como escudo contra la única potencia con la capacidad y la voluntad de defender el bien llamado mundo libre. Es Chomsky y es Kerry, es Ramonet y es Chirac, es Cebrián y Zapatero.

A estas alturas, nadie puede ya dudar de que el comunismo no cayó por la presión de las democracias sino por la conjunción de un gobernante afortunado y admirable, Ronald Reagan, que sí creía en la libertad y que con su impenitente optimismo americano y su insólita disposición a luchar provocó la caída de un Muro de Berlín y de una URSS que estaban en peor estado del que ellos y nosotros suponíamos. Pero desde entonces, los que con el Imperio Soviético perdieron su única referencia política real han sido capaces de sobrevivir haciendo lo único que siempre han sabido: minar el sistema de libertades desde dentro, desacreditar sus valores, luchar en todos los ámbitos contra la herencia de Occidente, cuyo bimilenario fruto es precisamente ése, el de la libertad, único capaz de crear una continua y creciente prosperidad a los humanos dispuestos a correr ese riesgo.

Pero no nos engañemos: para la gran mayoría de los periodistas, de los profesores, de los políticos e incluso de los ciudadanos de los países occidentales, tanto europeos como americanos y asiáticos, la libertad es una especie de regalo, un derecho con el que piensan que nacen y que deben disfrutar como los niños sus juguetes: hasta romperlos. No sabemos lo que sucederá en las elecciones norteamericanas, si John Kerry, el típico demócrata indeseable, ganará las elecciones a un Bush con más voluntad que acierto, aunque siempre en los USA nos haya salvado su voluntad. Pero en la Unión Europea hemos visto desde el 11-S la misma abyección que hasta ahora habíamos leído en los libros de historia sobre el apaciguamiento ante Hitler. Abyecta Alemania, abyecta Francia, pobre y desgraciada España, que de ser el país más firme en la lucha contra el terrorismo se ha convertido en el más débil, en un despojo militar y un pingajo diplomático. En España ha demostrado el terrorismo que, contando con la quinta columna de siempre, la de los enemigos del liberalismo y de la democracia, puede hacer y deshacer Gobiernos, cambiar resultados electorales y provocar colapsos militares y políticos. A Occidente le han declarado la guerra los islamistas pero la mitad de Occidente sólo quiere que esa guerra la pierdan los norteamericanos. Esa es la verdad.

Seguiremos defendiendo la libertad los que ni queremos, ni podemos ni sabemos hacer otra cosa. Pero cada día es más difícil luchar contra esta conjura de los necios, contra esta ruleta rusa que está cargando la frivolidad de unos intelectuales y una clase dirigente en los países occidentales que no merecen sino la extinción a la que juegan. Sabemos lo que combatimos, pero debemos reconocer con quién nos enfrentamos. No es Ben Laden, es Chirac. No son los talibanes, son los socialistas y comunistas, los millonarios de izquierdas, los progres de salón, los funcionarios de la rendición. Son los de hace tres años, y treinta, y ciento treinta. Son los de siempre.

F. Jiménez Losantos, 2004-09-13

Concepto de mercado

Liberalismo: Cada día escuchamos algo acerca de los mercados. Tu presentador de las noticias de las 6 en punto puede que diga: "El mercado tuvo un mal día." El año pasado, el Presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, habló acerca de la exuberancia irracional del mercado. Supongo que ahora él diría que el mercado tiene un pesimismo irracional.

En la universidad, tu profesor pudo haberte dicho que no se puede confiar en el mercado y que por eso necesitamos al gobierno. Tu político puede que moralice: "A quién le tocará recibir medicinas recetadas por un médico no es algo que debería dejarse a lo que decida el mercado." Un líder de derechos civiles o un feminista puede que diga que el mercado es racista y sexista y posiblemente homofóbico.

Aquí está mi pregunta: ¿quién es este tipo al que llamamos el mercado? Si él provoca tanto desorden en la vida de la gente, ¿no deberíamos nosotros encontrar una manera de hacer que se comporte bien? Si es que vamos a enderezar a este tipo o mercado, deberíamos empezar primero identificándolo.

Supón que cada americano soltero simplemente siguiese ocupándose de sus asuntos personales cada día, que mantuviese su dinero en su bolsillo y que no tuviese absolutamente nada que ver con el mercado de valores. ¿Sería el mercado de valores exuberante o pesimista? ¿Qué es lo que un presentador de las noticias diría sobre qué hizo el mercado hoy? Mi suposición es que el mercado no haría nada. De hecho, el mercado de valores ni siquiera existiría.

Dices: "¿Cuál es tu razonamiento, Williams?"

Lo que llamamos el mercado de valores es literalmente miles de millones de personas independientes en todo el mundo, que toman decisiones independientes.

Un ejemplo presentado sencillamente es este: yo creo o adivino que aumentará el precio de las acciones de AT&T, de manera que quiero comprar cien de ellas. Alguna otra persona puede que piense o adivine que disminuirá el precio de las acciones de AT&T, de manera que él quiere vender sus cien - pero hay un gran problema. Yo no sé donde está él y él no sabe donde estoy yo. No hay porqué sudar al respecto. Hay especialistas que, por un precio, nos juntan a ambos para que podamos hacer la transacción. Les llamamos agentes de bolsa.

Los profesores de colegio son más importantes para la sociedad que los jugadores profesionales de baloncesto. El hecho de que jugadores de baloncesto profesional ganen más dinero induce a alguna gente a condenar al mercado por no tener las prioridades correctas. La razón por la cual los jugadores profesionales de baloncesto ganan más dinero es un resultado de la realidad así como de las decisiones tomadas por millones de consumidores.

La primera realidad es que el número de personas con habilidades para hacer lo que Michael Jordan hace es mucho más pequeño que el número de personas que poseen las habilidades de un profesor. La segunda realidad es que la contribución personal de Michael Jordan al provecho de la sociedad excede por mucho a la contribución personal de un profesor individual. La tercera realidad es que millones de millones de americanos quieren verlo jugar y que ofrecen muchos dólares por verlo en acción.

Lo que llamamos el mercado es en realidad un proceso democrático que involucra a millones, y en algunos mercados a miles de millones, de personas tomando decisiones personales que expresan sus preferencias. Cuando escuchas a alguien decir que él no confía en el mercado y que quiere reemplazarlo por decretos gubernamentales, realmente está pidiendo el cambio de un proceso democrático por uno totalitario.

Un excelente ejemplo es cuando la gente exige que el gobierno confisque los ingresos de los americanos más ricos para dárselos a los americanos más pobres. Michael Jordan es mucho más rico que yo, ¿pero quién o qué es lo que ha hecho que eso sea así? Son decisiones tomadas por millones de personas que prefieren aflojar su dinero para verlo jugar al baloncesto. Yo sería igual de rico si ellos estuvieran dispuestos a hacer lo mismo por verme a mí jugar. Cuando la gente condena las ganancias de Jordan, realmente están condenando las decisiones voluntarias tomadas por millones de personas.

Los tiranos siempre condenan y buscan sustituir al proceso del mercado por la coerción del gobierno, porque los tiranos no confían en que la gente, actuando voluntariamente, hará lo que los tiranos piensan que debería hacer.

Walter Williams, 2004-06

Soneto

¿A quién me quejaré de mi enemiga?
¿Al tiempo? No es razón, que me ha burlado.
¿Al cielo? No es juez de mi cuidado.
Ni al fuego, pues el fuego me castiga.

¿Al viento? Ya no escucha mi fatiga,
que está en mis esperanzas ocupado.
¿A Amor? Es mi enemigo declarado
y en condenarme piensa que me obliga.

Ya, pues ninguno de mi parte siento,
Filis ingrata, a ti de ti me quejo;
juzguen tus ojos, reos y testigos.

Y el tiempo, el cielo, el fuego, Amor y el viento
lloren mi muerte, pues mi causa dejo
en manos de mis propios enemigos.

Luis Barahona de Soto

Intervencionismo

Liberalismo: El intervencionismo es cualquier acto del gobierno que representa el inicio de fuerza física y al mismo tiempo no llega a imponer un sistema económico socialista completo en el que la producción se desarrolla enteramente o al menos característicamente, por iniciativa del gobierno. Al contrario que en el socialismo, el intervencionismo es un sistema en que la producción se caracteriza por desarrollarse por iniciativa privada, incluyendo empresas privadas, y el motivo último es el deseo de obtener beneficio. El intervencionismo existe en el marco de una economía de mercado, aunque como Von Mises dice, una economía de mercado así es una economía de mercado entorpecida.

Muchos países, de los que a menudo se piensa que son socialistas, bien sea ahora o en el pasado, como Suecia, Israel, y el Reino Unido bajo el antiguo partido laborista, deberían verse como economías de mercado entorpecidas y restringidas porque la producción en esos países se caracteriza o caracterizaba, por desarrollarse bajo iniciativa privada, y motivada por el beneficio. El efecto del intervencionismo extensivo en esos países es o era el de impedir a los ciudadanos hacer muchísimas cosas que habrían hecho si hubieran sido libres de hacerlo y el de obligar a hacer muchísimas cosas que no habrían hecho si no hubieran sido obligados a hacerlo. Pero dentro de esos límites, las decisiones que atañen a la producción se toman y tomaban por individuos motivados por la posibilidad de obtener beneficios y evitar pérdidas. Por tanto, es todavía la iniciativa privada, motivada por el beneficio, la que anima e impulsa la economía de esos países. El hecho de que el partido en el gobierno de esos países se llame socialista y apoye la filosofía del socialismo no es suficiente para convertir a esos países en estados socialistas.

Los únicos países verdaderamente socialistas que han existido son la antigua Unión Soviética y sus países satélites del este de Europa, la China comunista y sus satélites, Cuba y muy importante también, la Alemania Nazi. [...] De esta manera la distinción entre intervencionismo y socialismo es ahora clara.

Sin embargo, también es necesario distinguir el intervencionismo de la acción adecuada y legítima del gobierno, que no constituye intervencionismo.

Toda acción gubernamental, buena o mala, lleva consigo el uso de la fuerza física, como bien dice una expresión latina "nulla lege sine poena" que significa "no hay ley sin castigo". Cada ley, edicto, decreto o regulación que pone en marcha el gobierno, está respaldada por el uso de la fuerza física, llegando incluso al extremo de la muerte si alguien no la obedece. Y esto se aplica incluso a las ofensas sin demasiada importancia, como la negativa a llevar el cinturón de seguridad o de pagar una multa de aparcamiento. Primero, pueden llegar avisos sobre la falta, en forma de cartas, luego, las cartas se hacen más y más agresivas, pidiendo el pago de la multa. Si no se obedecen, vienen multas mayores y por último llega el arresto y la prisión. Y si cuando los oficiales van a arrestar al infractor, éste se resiste, entonces se aplicará toda la fuerza que sea necesaria para vencer esta resistencia incluyendo el uso de armas de fuego y francotiradores.

Pero de ninguna manera todos estos ejemplos son erróneos, o no razonables o rechazables. Hay asesinos, ladrones, violadores, asaltadores y timadores de varias clases (las actividades de estos últimos son equivalentes a robos). Las acciones de todos estos tipos de gente representan el uso de la fuerza física, que consiste en hacer físicamente algo con la propiedad privada de la persona o con la persona misma en contra de su voluntad. Cuando el gobierno utiliza la fuerza contra estos malhechores, sus acciones representan el uso de la fuerza física en defensa o represalia, en nombre de las víctimas inocentes.

El uso de la fuerza por parte del gobierno en dichos casos, siempre y cuando no sea excesivo, es enteramente apropiado. En esencia, es el mismo uso de la fuerza que utilizaban los Sheriffs y los Marshalls de los Estados unidos, que se veían en las películas del salvaje oeste contra los ladrones de bancos, de ganado, etc. La diferencia entre el uso de la fuerza en defensa o como represalia y el inicio de la fuerza es esencial para distinguir a los buenos y los malos de esas películas del oeste. Esta es la diferencia en el uso de la fuerza entre un ladrón de banco y un vigilante del banco, y entre un secuestrador y los rescatadores del secuestrado.

Es el mismo principio el que se aplica a las fuerzas armadas de un determinado país. El uso de la fuerza es legítimo mientras se use en defensa o represalias contra la agresión externa.

El uso de la fuerza por represalias o de manera defensiva, no constituye intervencionismo. En esos casos, el gobierno simplemente está haciendo el trabajo totalmente legítimo y limitado de proteger la propiedad privada y los derechos individuales contra el uso de la fuerza física. El concepto de intervencionismo se aplica únicamente a casos en los que el gobierno no utiliza la fuerza en defensa o represalia, sino como el agresor, es decir, que usa la fuerza contra gente que no ha iniciado su uso.

Esto es lo que el gobierno hace siempre que prohíbe una relación contractual voluntaria, como el ofrecimiento y la aceptación de un precio o salario o productos o condiciones de trabajo entre dos partes que estiman que es beneficioso para ambos el ofrecer y aceptar dichos precios, salarios, etc. De la misma manera, el gobierno usa la fuerza física, cuando obliga a que una persona pague parte de su capital o ingresos, en contra de su voluntad, para el beneficio o sustento de otra, como es el caso de la financiación del bienestar público, las viviendas de protección oficial y la educación pública o algún supuesto beneficio para ella misma y que prefiere no pagar, como la seguridad social u otros seguros médicos.

Hasta aquí hemos tratado la naturaleza del intervencionismo. La política que consiste en evitar férreamente el intervencionismo es la política del laissez-faire, que se puede entender muy sencillamente como: si una acción no representa el inicio de la fuerza física, el gobierno debe mantenerse al margen, es decir, no intervenir.

George Reisman, 2004-06

Metáfora ecológica

Libertad Digital: El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero -más conocido como ZP-, está poniendo en peligro nuestras vidas con la destrucción acelerada de nuestro más preciado y delicado ecosistema. No me refiero a nuestro ecosistema biológico, que también será destrozado próximamente mediante el plan para el cumplimiento del protocolo de Kyoto y la consiguiente vuelta a sistemas de producción poco eficientes, despilfarradores de recursos y, consiguientemente, más contaminantes. Me refiero a ese ecosistema del que depende el éxito relativo de nuestra vida en sociedad: el sistema de intercambios voluntarios en un entorno de respeto escrupuloso de la propiedad privada, es decir, el mercado libre.

Los primeros síntomas de deterioro del más importante de los ecosistemas, pues de éste dependen los otros sistemas ecológicos de los que tanto se oye hablar, aparecen tan poco tiempo después de la llegada del partido socialista al poder que da miedo pensar qué puede pasarle a los ciudadanos de este país en los tres años y medio que tenemos por delante con estos señores y señoras aplicando toda clase de políticas destructivas. [...]

Antes de que estos aprendices de Miterrand o Allende llegaran al poder, a los españoles no les iba bien gracias al gobierno del PP, sino gracias a la labor de unos ciudadanos que eran relativamente menos coaccionados y estorbados que en épocas anteriores, en sus quehaceres pacíficos y voluntarios de cada día, por quienes detentaban el poder político que, dicho sea de paso, eran miembros del Partido Popular. Si ahora nos empieza a de pena no es porque los españoles hayan dejado de saber qué hacer con sus vidas y cómo tener éxito en la consecución de sus sueños personales, sino porque este gobierno de socialistas radicales cuyo responsable último y directo es José Luis Rodríguez Zapatero, destruye nuestro valioso y frágil ecosistema al estorbar, coaccionar y desmoralizar mucho más que el gobierno anterior a los individuos de este país.

G. Calzada Álvarez, 2004-09-06

Opinión moderada

Libertad Digital: La monstruosa hazaña de los terroristas muestra hasta qué punto es indiscutible la existencia de esa Internacional del terrorismo islámico de la que hablaba un reciente editorial en Libertad Digital. La identificación de diez árabes, acaso los jefes operativos del grupo de treinta criminales, demuestra hasta qué punto funciona eficazmente esa galaxia del crimen con turbante, esa komintern de los hijos de Alá a los que habrá que exterminar antes de nos exterminen. Pero mientras los dirigentes políticos de buena parte de los países del mundo jueguen a desconocer la relación de siempre entre los grupos terroristas, cuyo objetivo común es la destrucción del sistema de vida occidental, será difícil ganar esta guerra sucia y sin cuartel que comenzó el 11-S en Manhattan. No se puede ganar una guerra que no se quiere librar.

Y si la terrible responsabilidad de Putin, su nostalgia soviética, su incompetencia como gobernante, no debe ocultar el hecho esencial, que los culpables de la masacre en Osetia son los terroristas islámicos, debemos añadir a la piedad por las víctimas de allí nuestra preocupación aquí, por los méritos que viene haciendo nuestro Gobierno para que se repita entre nosotros otro 11-M u otro episodio semejante al de Beslán. Los disparates progres y las necedades a granel anegan tanto el discurso político como la actuación diplomática y militar de nuestra política exterior, cuyo primer asunto es o debería ser el de la lucha contra el terrorismo, tanto islámico ?no ?internacional?? como separatista. De poco le ha valido a Francia su abyección pro-Sadam, y de nada a Rusia su complicidad. Los islamistas atacan ?y en esto acierta Putin? a los países que ven débiles e indefensos. Y, por desgracia, ningún país se ha debilitado más que España desde la llegada al poder de los socialistas. El cúmulo de gansadas exculpatorias y circunloquios siniestros que ha exhalado Moratinos, el amigo de Arafat, para hablar del terrorismo islámico en Rusia es vomitivo. La cobardía sistemática, la deserción de Irak electoralmente calculada, toda la prosopopeya izquierdista para eludir los compromisos militares y políticos de España en la lucha contra el terrorismo nos colocan como blanco perfecto para estos almohades del siglo XXI. Que, pese a lo que dicen, saben muy bien que enfrente no hay cruzados, sino intelectuales aljamiados, politicastros de rebajas y países que parecen predispuestos al matadero. Los carniceros esperan.

F. Jiménez Losantos, 2004-09-06

¿Tenemos lo que queremos?

¿Tenemos lo que queremos?

La Voz de Galicia: Incluso Putin, enamorado de su firmeza, se encuentra a gusto ante las preguntas que la gente se hace. ¿Hay justificación para el terrorismo? No. ¿Se puede ceder al chantaje de los criminales? No. ¿Tiene sentido negociar ventajas políticas con los secuestradores de niños? No. ¿Podemos asegurar que el asalto a la escuela de Beslám produjo más muertos de los que produciría un largo asedio? No. Por eso, porque sólo hacemos las preguntas que a ellos les convienen, somos incapaces de censurar a los políticos que nos están metiendo en el infierno, o de contradecir un discurso que no nos da más salidas que la sangre. Pero la función de los políticos no consiste en decir obviedades, ni en enfatizar las respuestas que toda la humanidad conoce desde hace tres milenios. Y por eso tenemos la obligación de formular preguntas que sean capaces de generar respuestas políticas.

Si pagamos a los gobiernos, y legitimamos su fuerza, no es para que echen pulsos de taberna con los violentos ilegítimos, sino para que asienten las ideas y los valores del bienestar y la paz, y para que corten el flujo de pobreza e injusticia que engendra la violencia. La pregunta que tienen que responder Putin, Bush, Blair, Aznar y Sharon no es la de si se pueden matar niños, tolerar dictaduras o ceder a los chantajes de los asesinos. Lo que tienen que decirnos es si la paz se puede conseguir calcinando y fumigando Grozni hasta los cimientos, soltando bombas de racimo sobre la población civil, saqueando el petróleo que dilapida nuestra civilización, creando un nuevo apartheid en Israel, tolerando las hambrunas, consintiendo sin escrúpulos a los señores de la guerra, pactando con los dictadores que nos convienen y decretando embargos caprichosos y estériles que sólo causan la muerte y la miseria en la población civil.

Nos importa mucho saber cuantos niños había en la escuela de Beslám. Pero también nos gustaría saber cuantos niños murieron en Afganistán, cuantos angelitos creó el embargo de Irak, cuantos mueren de hambre cada día, cuantas piernas destrozan las minas anti-persona, cuantas bodas y escuelas fueron bombardeadas por error, cuantos torturados hubo en las cárceles de la civilización y la democracia, y cuanto dolor generamos a diario para mantener el satu quo que tan dignos nos hace.

La paz, decía San Agustín, no es más que una libertad ordenada. Y lo que estamos creando no es más que un caos inhumano y tiránico. Por eso tenemos que gastar tanta pólvora en defender nuestro mundo: porque, en vez de hacer política grande, estamos encomendando nuestro futuro a los guerreros sin antifaz. A Bush, Blair, Putin, Aznar, Sharon. Un horror, y un triste escalofrío.

X.L. Barreiro, 2004-08-04

Recorte de derechas

Libertad Digital: ¿Qué es el socialismo? Según la doctrina marxista, el socialismo es una etapa de la sociedad entre el capitalismo y el comunismo, donde el control sobre la propiedad privada queda eliminado. La esencia del socialismo es el debilitamiento de los derechos de propiedad que luego desaparecerán. Los ataques a la propiedad privada incluyen, pero no se limitan, a la confiscación de la propiedad de una persona para traspasarla a otro, a quien no le pertenece. Cuando eso se hace a nivel personal lo llamamos robo. Cuando se hace de manera colectiva se utilizan eufemismos: transferencias o redistribución de ingresos. No son sólo los izquierdistas y miembros del Partido Demócrata quienes claman y admiran el socialismo, muchos derechistas y miembros del Partido Republicano también.

Los republicanos y derechistas apoyan el despojo de los ingresos de un ciudadano para traspasarlas a agricultores, banqueros o líneas aéreas. Los demócratas e izquierdistas apoyan el despojo de las ganancias de un ciudadano para traspasarlas a los pobres, a las ciudades y a los artistas. Ambos apoyan quitarle a uno para darlo a otro; difieren sólo en cuanto al receptor. Este tipo de actividad legislativa constituye no menos de dos terceras partes del presupuesto federal.

Cualquiera que sea el propósito, tal comportamiento es inmoral. Es un tipo reducido de esclavitud. Después de todo, ¿qué es la esclavitud? La esclavitud es la utilización de la fuerza para obligar a alguien a hacer lo que otro quiere que haga. Cuando el Congreso, a través de los impuestos, toma las ganancias de uno para transferirlas a otra persona como medicinas, seguridad social, cupones de alimentos, subsidios agrícolas o a las líneas aéreas para que estas no quiebren, se está forzando a una persona a servir los propósitos de otra. [...]

Para los cristianos entre nosotros, el socialismo y el estado benefactor son pecaminosos. Cuando Dios le entregó a Moisés el Mandamiento "No robarás", estoy seguro que no le dijo "exceptuando que la mayoría lo pida". También estoy seguro que si se le preguntamos a Dios si está bien que recibamos propiedades robadas, nos dirá que también es un pecado.

Walter E. Williams, 2004-08-18

Recorte de izquierdas

La Insignia: Por mucha palabrería que acumule el poder y los que han llegado a creer que el elemento central de la política es la moral y no la economía, el proceso que estamos sufriendo en todo el mundo no se debe a factores coyunturales, ni mucho menos a las gilipolleces sobre el choque de civilizaciones, la decadente cultura occidental y ese discursito norte-sur que empezó como monada galeanesca y ha terminado en distorsión. Las conquistas sociales que se alcanzaron en determinados países fueron hijas de los grandes movimientos obreros y de un segundo elemento que a su vez fue el factor determinante, por no decir el único, allá donde no hubo ni movimientos obreros relevantes ni socialismo en ninguna de sus versiones: la existencia de la Unión Soviética. Desaparecida la URSS y con ella la presión que obligaba al capital a mantener un rostro amable, sólo la fortaleza de las organizaciones políticas y sindicales en la izquierda podría haber evitado la eclosión del neoliberalismo; pero en Europa occidental se encontró con una socialdemocracia debilitada, cada vez más derechista, y con las ruinas de las experiencias comunistas democráticas. En cuanto al resto del mundo, ni siquiera había eso.

Si alguno de ustedes se resiste a la evidencia, le recomiendo que deje de leer y se dirija a la iglesia o mezquita más cercana, donde seguramente podrán iniciarle en los cultos reservados a los casos perdidos. Aunque es posible que prefieran enrollar la bandera, metérsela por el bul y hablar de patria, identidades culturales, patriotas, himnos, fechas patrias, independencias y otras patriosidades, discurso muy querido en América Latina -y en determinadas regiones periféricas de España- para alegría de oligarcas y condena de idiotas. Por mi parte, adelanto que respeto más a los primeros que a los segundos, aunque lo que algunos pensemos carece de importancia: también somos carne de cañón y es dudoso que nuestras palabras y actos tengan más influencia que nuestros miserables sueldos.

Más importante, sin duda, es la opinión del poder, de los depredadores para los que no somos más que un montón de hormigas que se afanan en sus simpáticas ocupaciones y mueren por millones cuando resulta necesario. A los dictadores que aún pululan por la izquierda les encanta subrayar ese hecho, con toda razón, cuando se trata del capital. Por inocentísima coincidencia, en cambio, evitan mencionar que el proceso que sufrió la URSS, y que actualmente sufre Cuba, es idéntico aunque el cementerio se vista de Seguridad Social (también la tenían Hitler, Mussolini, Franco, y ni el más tonto los llamaría socialistas). Nuestro penúltimo error no consistió en creer en regímenes corruptos, que a finales de la década de 1980 sólo contaban con el apoyo intelectual de varios dinosauros y algunos adolescentes, sino en considerar que el hundimiento duraría poco porque el 'socialismo real' habría creado una ciudadanía más crítica, más consciente, más capaz de defender sus derechos, que no permitiría que el capital le robara sus conquistas. Valiente estupidez. Los sistemas políticos de la antigua URSS y de la actual Cuba producen súbditos sumisos, además de malnacidos que ayer -mañana en la isla- cambiaron/cambiarán el carnet del partido por un puesto en el consejo de administración de una multinacional.

La tragedia de una de las grandes familias de la izquierda, de la que procedo y en la que todavía me encuadro, es ésa. Y supongo que de nada sirve que unos cuantos comunistas que creemos en la libertad y en el Estado de derecho nos empeñemos en sacar la estrella del fango y devolverla a su sitio; lo más probable es que desaparezca con nosotros, puesto que somos la excepción y no la regla. La tragedia de la otra gran familia, la socialdemócrata -cuya crisis no es menor- es haberse convertido en un vulgar gestor del capital que día tras día nos dice, básicamente: callen, no protesten, esperen un poco, no amenacen con romper la baraja, manténganse en el redil; sólo les falta apelar a la parábola del rico y el ojo de la aguja para justificar la explotación en el reino de este mundo, que diría Blas de Otero. Y día tras día desaparecen los derechos sociales y día tras día somos más pobres, más esclavos, estamos más cerca del mundo anterior a la segunda guerra mundial y más lejos de aquel Estado social y de derecho que, como propugna la Constitución española, debía sustituir a la tiranía y a la ley de la selva.

[...] Dice Lafontaine que dice Cervantes: clases sociales, señores y señoras, no banderitas ni etnias ni religiones. Clases.

Jesús Gómez, 2004-08-10

Cómo funcionan las cosas

La Voz de Galicia: El actual equilibrio del mundo se está montando sobre un colosal ejercicio de violencia que los ricos calculan con frialdad aterradora. Y, a pesar de los enormes esfuerzos que se están desplegando para convencernos de que la humanidad se divide en buenos y malos -que lo son por naturaleza y al margen de toda causa que lo explique-, cada vez resulta más difícil discernir quien es el malo y quien es el bueno en esta trágica obertura. ¿Se atrevería usted a defender la política de Putin? ¿Apostaría un céntimo por la moralidad de Sharon? ¿Qué haría si le diesen a escoger entre Al Sadr y Rumsfeld? ¿Qué haríamos nosotros, católicos y españoles, ante una expoliación como la que sufre Irak? ¿Sabría decirme en qué se diferencian las matanzas a sangre fría y los efectos colaterales? ¿Recuerda usted alguna crisis que se haya resuelto con justicia y libertad después de una invasión? ¿Cuál es, entre el petróleo y la democracia, el valor que inspira las guerras actuales?

En el Occidente rico y libre que nos tocó en suerte todos sabemos de qué va la película, de qué se nutren nuestras economías, y hasta donde estamos dispuestos a construir una paz solidaria. Por eso no podemos librarnos de la responsabilidad moral y de los graves riesgos que estamos corriendo por culpa de un discurso alocado que, negando sin escrúpulos la evidencia del desastre, sigue apostando por una justicia de bombas y cañonazos. Si los ciudadanos queremos parar esta barbarie, tenemos que decir que no es lo mismo hacer la paz que ganar todas las guerras, y que, si seguimos por este camino, haremos del terrorismo la clave maldita de nuestro siglo. Porque estamos ciegos ante la dura evidencia de las cosas. Y porque somos incapaces de escuchar las mismas alertas que estamos encendiendo.

X.L. Barreiro, 2004-09-02

globalización

globalización

La Opinión: Los miles de manifestantes que se oponen al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y a la globalización tienen un serio reto: que sea su mensaje (antiglobalizador, a favor de la gente y el medio ambiente) el que se destaque y no sus creativas e inusuales tácticas de protesta. Si sólo uno de la treintena de ministros de comercio del continente americano (que se reúnen en Miami para hablar del ALCA) le preguntara a uno de los líderes de las protestas por qué se opone a la globalización, quizás la respuesta más clara y directa sería: es por la pobreza, estúpido (parafraseando el ya famoso lema de la campaña que llevó a Bill Clinton a la presidencia en 1991: it's the economy, stupid). El malestar en la globalización (para utilizar el título del libro del premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz) surge por la percepción de que la internacionalización del comercio, la apertura de mercados y los cambios estructurales que hemos vivido durante dos décadas en América Latina, lejos de generar más riqueza, han creado más pobres. Las estadísticas son contundentes. La globalización no ha sido un juego limpio. Ha beneficiado enormemente a las corporaciones transnacionales y protegido a los trabajadores de los países más ricos. Un ejemplo. Desde 1978 Estados Unidos le ha dado más de 300 mil millones de dólares a sus agricultores en subsidios. Cada uno de estos agricultores estadounidenses recibirá anualmente un chequezote del gobierno por 21,111 dólares. Con esos subsidios es imposible que un campesino mexicano, dominicano o centroamericano pueda competir con las grandes compañías de Estados Unidos, dedicadas a la agricultura, que concentran la mayoría de esa injusta ayuda gubernamental.

No ganamos nada con pedir un alto a la globalización. Eso no va a ocurrir. La globalización es y será el modelo económico predominante en el mundo por décadas. Sin embargo, sí es preciso compensar sus desventajas y corregir sus abusos.

Analítica: Los manifestantes contra la globalización y el ALCA ocuparon parcialmente las calles del centro de Miami. Gritaban sus consignas sobre la protección de puestos de trabajo en EEUU y también de los trabajadores en los países pobres. Ellos quieren proteger a las naciones en desarrollo del imperialismo cultural, político y económico. Pero, ¿quién protege a los países pobres de las pésimas ideas de estos manifestantes? Mientras los opositores marchaban por las calles, los ministros de comercio proseguían sus negociaciones. Los ministros de Ecuador, Colombia, Bolivia y Perú declararon con optimismo en una rueda de prensa sobre la decisión de EEUU de negociar un pacto de libre comercio bilateral con esas naciones andinas.

Luego de varios años en el poder, Chávez sí ha logrado reducir la desigualdad en Venezuela, pero lo ha hecho empobreciendo a la gran mayoría de los venezolanos: igualando hacia abajo. Eso, claro está, no lo toman en cuenta los manifestantes, quienes prefieren la retórica en vez de ver la realidad. Así, los gobernantes de países como Venezuela y Brasil que se oponen a las iniciativas de apertura por parte de Washington son proclamados como verdaderos héroes. Y las denuncias contra el imperialismo jamás toman en cuenta que aquí en Miami encontramos un restaurante cubano a cada cuatro o cinco cuadras, pero que en La Habana no hay un solo McDonald's. Es impresionante como los manifestantes apoyan todo aquello que hace más pobre a los pobres del mundo, a la vez que tratan de imponernos sus propias reglas para el intercambio cultural y económico.

pertenencia

Diario Vasco: En el momento político actual, en el que tanto se discute en clave esencialista en torno a conceptos como pueblo, nación, nacionalidad, ciudadanía, identidad nacional... merece la pena mirar hacia el pasado y recordar que son en realidad productos históricos que nacieron y adquirieron sentido en un contexto determinado y que evolucionaron -y siguen evolucionando- en el tiempo; son construcciones históricas dinámicas. Pueblo, nación, identidad nacional... (se ponga el adjetivo que se ponga, británica, francesa, americana, española, vasca...) no son esencias que precedan a las personas y con las que éstas se identifiquen de forma automática, sino elaboraciones abstractas, propuestas discursivas que realizan en un concreto momento histórico determinados agentes sociales -políticos, intelectuales, periodistas, artistas, líderes religiosos...- en respuesta a necesidades e intereses concretos y que se hacen llegar a la población a través de medios diversos: mensajes políticos, artículos periodísticos, creaciones literarias, representaciones simbólicas de carácter pictórico o escultórico, sermones...

Las gentes escuchan ese discurso -su eficacia tiene mucho que ver, aunque no exclusivamente, con los instrumentos de que se disponga para darle publicidad- y se identifican o no con la propuesta; es la exposición a ese discurso y su asimilación la que permite a un sujeto desarrollar una conciencia de identidad colectiva determinada, es la experiencia por tanto la que precede a la conciencia de identidad, que no se adquiere como si fuera una revelación divina sino que se construye en el tiempo. Ahora bien, esto no significa que las naciones, los pueblos... sean meros artificios, invenciones sobre la nada. Hablar de identidades nacionales inventadas y de naciones imaginadas remite en exceso a las ideas de irrealidad, falsedad, engaño; y una identidad nacional no es mayor ni menor artificio que cualquier otra identidad colectiva, sea de género, religiosa, ciudadana... No podría ser elaborada con ciertas expectativas de éxito si no respondiera a una realidad concreta y previa, si no actuara en un terreno abonado.

izquierda

Estrella Digital: A una parte de nuestra izquierda le cuesta comprender que el único contrapeso posible al poder económico y a las desigualdades que derivan del mercado se encuentra en el Estado. Mayoritariamente los estados federales han obedecido a fuerzas unificadoras. Los estados independientes, primero se han confederado para más tarde federarse de cara a conformar un Estado mayor y más potente que el de las partes. En nuestro país el proceso se ha desarrollado a la inversa. Caso excepcional, si no único. Un Estado se disgrega y desconcentra, entregando competencias a las unidades políticas de orden inferior. Acaba resultando muy difícil, si no imposible, la plasmación del Estado social. Desde luego, la solidaridad interterritorial y regional estará en entredicho. En los momentos actuales, el debate político deja al margen y olvidados los graves problemas sociales y económicos para centrarse en la necesidad de nuevos estatutos autonómicos con creciente desconcentración. Parte de la izquierda cae a veces en la trampa. Muchas formaciones políticas se reclaman de izquierdas, pero a la hora de la verdad plantean el enfrentamiento y la lucha entre regiones en lugar de entre clases y grupos sociales.

Estrella Digital: "Cuando los gobiernos son austeros, los pueblos son prósperos". Con estas palabras, la nueva presidenta de la Comunidad de Madrid pretende justificar la rebaja de un punto en el IRPF y la eliminación del impuesto de sociedades. Sólo desde la idea arcaica de que la Hacienda Pública no se diferencia del patrimonio del Príncipe se puede mantener tal argumento. ¿Acaso piensan que los recursos públicos están destinados al dispendio de los gobernantes? En un Estado moderno se supone que los impuestos son para toda la sociedad y se aplican a la sanidad, a la educación y al resto de servicios públicos. La bajada de impuestos no hace austeros a los gobiernos sino a los pueblos, y especialmente a las clases más necesitadas que no pueden costearse con sus recursos determinados servicios. Más que austeros, los hace pobres, indigentes.

hermano gorila

hermano gorila

El Mundo: Ngui Nfumu ('el gorila blanco' en lengua fang), Copito de Nieve, el único gorila albino del mundo, ha fallecido sobre las 6.40 horas en el Zoo de Barcelona, después de que los veterinarios y especialistas que lo atendían le practicaron la eutanasia, con el fin de evitar una agonía extremadamente dolorosa. El animal, indefenso ante los rayos solares, padecía cáncer de piel.

El gorila fue capturado por el cazador Benito Manié, un cazador de la tribu essamangon, de la etnia fang, tras abatir a toda su familia -por considerar que los gorilas de costa destrozaban sus cosechas-. Manié se percató entonces de que, agarrada a la espalda de la madre, había sobrevivido una cría albina.

La captura se produjo el 1 de octubre de 1966 cerca del poblado de Nko, en la selva de Ekonoguong y Niabesán, en la provincia del Río Muni de la actual Guinea Ecuatorial. Manié trasladó al animal al Centro de Adaptación y Experimentación Zoológica que el Ayuntamiento de Barcelona tenía en Ikunde y se lo vendió al primatólogo Jordi Sabater Pi por 15.000 pesetas.

Pensamiento científico

Pensamiento científico

Telepolis: "Metaphysical terms separate - scientific terms connect. United by a unified language, scientists form a kind of scholarly republic of labour, even if so many other things still separate people". Neurath 1933.

In his days, Otto Neurath certainly was a pioneer in many respects - his contributions are in socialist politics, political economy, the theory of science, sociology and social philosophy. However, especially remarkable was his revolutionary access to communication theory based on investigating the role of communication in the making of modern man. Within the wider context of a Wissenschaftliche Weltauffassung (= scientific world conception), he developed early steps in media literacy, conceived as a continuation of enlightenment, the struggle against metaphysics following a practical turn to the iconic form of communication, in the terms of ISOTYPE, International System of Typographic Picture Education.

Neurath claims that everybody should be able to acquire unlimited information 'just like he can obtain geographical knowledge from maps and atlases'. As reading a road map can never be a substitute for the experience of a journey, direct perception of the world cannot be replaced by a symbolic system or any 'virtual reality'. But considering that such direct experience is not what actually matters in the age of media, Neurath was correct in his days and still is: direct perceptions no longer hold the better epistemic credibility. After all, it is the symbolic tools which allow us to orientated ourselves in that construct habitually called 'our world' - whether we move in it physically or not becomes trivial. Neurath tacitly drew the correct conclusion from the fact that perception is never pure but additional interpretation, and he thus concentrated on the pragmatic aspects of the communication medium. Neurath, driven by political motives at his time, was fully convinced of the feasibility of a socialist reform of society, and he developed his pictorial pedagogy for the purpose of communicatively converting those ideas which he represented with the pronounced emotionalism of popular adult education.

Tendencias científicas: Un informe europeo STRATA ETAN sobre las relaciones entre el sistema de educación superior y el Espacio Europeo de Investigación, nos proporciona una lista de competencias esenciales para ser un buen investigador (sin orden de preferencia):

> la lógica, el razonamientos inductivo - deductivo - y de simulación;
> el pensamiento crítico y la capacidad de definir y resolver problemas;
> la creatividad y la curiosidad;
> el trabajo en equipo;
> el tratamiento, la interpretación y la evaluación de la información;
> las prácticas multi, inter y transdisciplinares;
> el espíritu de empresa y la capacidad de autodefinición del trabajo;
> la práctica ética;
> la capacidad de comunicación;
> la capacidad de anticipación, el análisis de riesgos, la prospectiva.

Si se comparan la lista de capacidades genéricas del "buen empleado" con las del "buen investigador" resulta que son muy similares, algo más exigentes y específicas las segundas.

Llegados a este punto, el debate Universidad-Empresa sobre la empleabilidad se aclara: lo que la empresa pide, y la ciencia también, es inteligencia más que acumulación de saberes, y el sistema educativo desde la escuela primaria a la Universidad está más acostumbrado a enseñar reglas que a formar el intelecto.

Quizás un gran descubrimiento pedagógico de los últimos tiempos nos aporte la solución: la mejor manera de desarrollar las capacidades básicas intelectuales es el trabajo en un ambiente de investigación. Investigar es en el fondo la actividad humana que más completamente desarrolla el intelecto.