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Álbum de recortes

Literatura

La Nación: La literatura, por naturaleza, no tiene nada que ver con la política, pues es una actividad puramente individual: es un observar, una mirada retrospectiva sobre la experiencia, una serie de conjeturas y sensaciones, la expresión de cierto estado de ánimo, conjugado, todo ello, en la satisfacción de la necesidad de reflexionar.

Es una actividad humana irreprimible en la que participan de manera voluntaria el lector y el escritor: por ello no tiene obligación alguna con las masas o la sociedad, y cualquier veredicto en torno a su mayor o menor corrección ética o moral no es más que hojarasca propia de críticos entrometidos, un aditamento ajeno al propio escritor.

A esta literatura, empeñada en recuperar su naturaleza intrínseca, podríamos denominarla literatura "fría" para diferenciarla de esa otra literatura que persigue el adoctrinamiento, la censura política, el compromiso social o incluso la expresión de los sentimientos. Es una literatura carente de valor periodístico, pues no sirve para atraer la atención del público. Si existe, es sólo porque el género humano necesita buscar una actividad puramente espiritual que trascienda la simple satisfacción de los deseos materiales.

El escritor consagrado a esta literatura afronta, junto con sus obras, una dificultad añadida, ya que no puede vivir de ella y no tiene más remedio que buscar su subsistencia con otra actividad; por eso no puede ser considerada sino un lujo, una pura gratificación espiritual del propio yo. Aun así, la sociedad que no acepte esta clase de actividad espiritual sólo puede producir tristeza, por próspera o vitalista que parezca.

A la historia poco le importa esta tristeza, pues la historia sólo se ocupa de registrar los hechos humanos, y a veces ni siquiera eso. Si esta literatura "fría" tiene la suerte de ser publicada y difundida, es gracias al esfuerzo del escritor y sus escasos amigos. Ejemplos de ella son Cao Xueqin y Kafka, autores que no pudieron publicar en vida y menos aún crear algún movimiento literario o ser grandes celebridades; autores que en su mayoría vivieron en los márgenes e intersticios de la sociedad, entregados de lleno a una actividad espiritual por la que no esperaban recompensa ni reconocimiento social alguno, autores que escribían por el solo placer de escribir.

La Nueva España: Hoy más que nunca vivimos un tiempo de miseria, donde el lenguaje social está petrificado por la publicidad y consignas de todo tipo que pretenden llevarnos a un supuesto paraíso. La poesía nos lleva a poner en crisis esta visión y buscar otra nueva. Sin poesía, la sociedad no podrá ser comunidad, no tendrá palabras, caminará hacia la mudez, por eso reclama al lector que rompa ese círculo y dialogue con el otro para poder realizarse como ser comunitario. La palabra verdaderamente poética es aquella que significa más de lo que viene en el diccionario y que, incorporada a la arquitectura del idioma, cobra una dimensión que no tiene allí. El lenguaje poético es el único que puede revelarnos lo que somos y el papel que representamos.

2 comentarios

Anónimo -

La Nueva España: Dos libros aparentemente menores de Philip Roth, el novelista norteamericano de origen judío, acaban de llegar a las librerías. El primero de ellos, Patrimonio (Seix Barral), es una inesperada obra maestra. Se subtitula "Una historia verdadera" y narra cómo un anciano de ochenta y seis años, el padre del autor, se enfrenta con la muerte; nada más y nada menos. Pocas veces un tema semejante ha sido tratado con tanta desolada ternura, con tan lúcida emoción, sin ninguna concesión al melodramatismo que parecía inevitable. Cerramos el libro aterrados y confortados; más niños y también más sabios.

El otro libro de Philip Roth, El oficio: un escritor, sus colegas y sus obras, también publicado por Seix Barral, reúne un puñado de entrevistas completadas con artículos de carácter evocativo o crítico. No son entrevistas al uso. Un gran escritor conversa con otro escritor que admira; las preguntas tienen tanto interés como las respuestas. Comienza el libro en Turín con Primo Levi, el superviviente de Auschwitz que dejó constancia de su peripecia en las páginas memorables de Si esto es un hombre. Nos lo presenta como un hombre sólidamente asentado en su profesión, en su familia, en su región, en su lengua; incluso la experiencia "del Caos primigenio", la estancia en el Lager y los meses subsiguientes (narrados en La tregua) acaban siendo concebidos como "un paréntesis de disponibilidad ilimitada, un regalo del destino, tan providencial como irrepetible". Sin embargo, ese hombre feliz, ese hombre fuerte al que no habían desarraigado los más feroces vientos de la historia, se suicidará poco después de la conversión con Roth. No sabemos lo que pasa en la cabeza de nadie.

Anónimo -

Texto de arriba del escritor chino Gao Xingjian, ganador del Premio Nobel de 2000, se publicará en español En torno de la literatura (El Cobre Ediciones), un libro de ensayos consagrado a los problemas de la creación. Esto son partes de uno de los artículos en el cual el autor de La montaña del alma defiende las obras literarias no utilitarias, que evitan incorporar elementos sociales.