aprendizaje relajado
La Opinión: La noticia relativamente reciente de que un niño tibetano de 13 años había memorizado una buena parte del poema épico más largo del mundo nos llama la atención por las circunstancias del aprendizaje. De acuerdo con la noticia proveniente de China el niño tibetano, de nombre Sitar Doje, de la comarca de Bambar en la prefectura de Qamdo, cayó en los brazos de Morfeo a la edad de 11 años para despertar con el conocimiento incorporado de la Leyenda del rey Gesar (a veces escrito Gesser). Hoy, el niño es capaz de recitar y cantar durante seis horas consecutivas la leyenda.
Conocida por Gesar Khan o El rey Gesar, la leyenda se remonta al primitivo período tribal del Tibet de hace unos mil años. Se cuenta la historia de un rey que conquistó a los malos espíritus o demonios de las tribus circunvecinas y contribuyó a la creación y consolidación de un Tibet unificado. La primera vez que apareció impreso el poema fue en Pekín en 1716, en lengua mongola. El poema tiene una extensión de más de 10 millones de palabras y posee más de 200 partes, las cuales se han transmitido generación tras generación en forma oral.
La explicación del aparente milagro se fundamenta en la existencia de una rica tradición de recitadores en la prefectura; lo que ocurrió fue que Sitar Doje se convirtió en narrador de excepción tras escuchar en múltiples ocasiones contar el poema a los más ancianos del lugar y, después, en la paz del sueño, recrear el poema en su pensamiento y soñar vívidamente con él. La adquisición de la habilidad de contar historias a través de sueños, por mediación divina, es fenómeno conocido desde la antigüedad en la prefectura de Qamdo.
Conocida por Gesar Khan o El rey Gesar, la leyenda se remonta al primitivo período tribal del Tibet de hace unos mil años. Se cuenta la historia de un rey que conquistó a los malos espíritus o demonios de las tribus circunvecinas y contribuyó a la creación y consolidación de un Tibet unificado. La primera vez que apareció impreso el poema fue en Pekín en 1716, en lengua mongola. El poema tiene una extensión de más de 10 millones de palabras y posee más de 200 partes, las cuales se han transmitido generación tras generación en forma oral.
La explicación del aparente milagro se fundamenta en la existencia de una rica tradición de recitadores en la prefectura; lo que ocurrió fue que Sitar Doje se convirtió en narrador de excepción tras escuchar en múltiples ocasiones contar el poema a los más ancianos del lugar y, después, en la paz del sueño, recrear el poema en su pensamiento y soñar vívidamente con él. La adquisición de la habilidad de contar historias a través de sueños, por mediación divina, es fenómeno conocido desde la antigüedad en la prefectura de Qamdo.
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