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Álbum de recortes

Gestos sin valor

La Nación: Hace años que los países ricos vienen prometiendo más ayuda, pero siguen sin cumplir sus promesas. Treinta y cinco años atrás, prometieron donar a las naciones pobres el 0,7 por ciento de su PBI para ayudar a su desarrollo. En vez de eso, dan el 0,25 por ciento, o sea 120.000 millones de dólares anuales menos. La mitad de este déficit corresponde a Estados Unidos. Si cumpliera su promesa de aportar el 0,7 por ciento de su PBI, estaría donando 75.000 millones de dólares anuales, en vez de unos 15.000 millones.

Estados Unidos podría afrontar un mayor aporte sin dificultad alguna. El gobierno de Bush entregó 250.000 millones de dólares anuales a los norteamericanos más ricos, al rebajarles los impuestos, e incrementó los gastos militares en 150.000 millones de dólares anuales. Luego, les dijo a los pueblos más indigentes del mundo que no disponía de fondos para cumplir la promesa dada por su país.

Nada de esto tiene sentido desde el punto de vista de la seguridad mundial. Ni siquiera lo tiene para los intereses financieros de los países donantes. Los fracasos en el desarrollo económico de las naciones andinas, africanas y de Asia central contribuyen a la inestabilidad global, las insurrecciones locales, la violencia, el narcotráfico y la creación de bases terroristas. Los métodos militares por sí solos no darán resultado, por cuanto la raíz del problema es la vulnerabilidad de la gente pobre y hambrienta frente a los profetas del odio.

Si los donantes persisten en prestar una ayuda minúscula, insuficiente para resolver los problemas de las naciones más pobres, éstas nunca saldrán de su miseria. Si en los próximos años los países ricos financiaran muchas más inversiones, darían a los Estados pobres la oportunidad de crecer económicamente. Eso entrañaría la promesa de un cese eventual de la ayuda.

Jeffrey D. Sachs, 2004-10-06
(Traducción de Zoraida J. Valcárcel)

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