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Álbum de recortes

Felicidad capitalista

Felicidad capitalista Cosas que cuenta un economista:

[...] hay que citar The Joyless Society que en 1976 publicó Scitovski en Oxford University Press. En la segunda parte disecciona las estadísticas del consumo cultural americano y europeo y ofrece unos comentarios que hace poco yo resumía de la siguiente forma:

A los americanos les interesaría el confort y a los europeos el placer. El confort es como un bien negativo que sirve realmente para evitar cualquier roce con la realidad mientras que, para encontrar el placer, uno tiene que pagar el precio de un pequeño roce estimulante. El confort procura evitar las sorpresas mientras que el placer estaría muy relacionado con lo inesperado. La rutina y homogeinización haría feliz a un americano mientras que las innovaciones y las diferencias proporcionarían placer a un europeo. El arte del que gustan los americanos sería un arte provinciano mientras que las vanguardias sí que serían apreciadas en Europa.

Habría mucho que discutir sobre esta caracterización del gusto artístico que hace Scitovski e incluso cabría darle la vuelta; pero lo que interesa retener ahora es que la felicidad como confort es muy diferente de la felicidad como placer y que hay como una presunción implícita de que solo la segunda es creativa.

Mucho más recientemente he topado con tres publicaciones que directa o indirectamente, de frente o tangencialmente, exploran los determinantes de la felicidad sin distinguir entre confort o placer. [...] De acuerdo con estas tres piezas bibliográficas nos encontraríamos con que la felicidad de un miembro individual de un cierto grupo dependería de la desigualdad de la renta del grupo, del ocio al que se puede acceder dados los incentivos fiscales y de la certidumbre que me puedo garantizar a través de los activos financieros disponibles a efecto, de aseguramiento.

[...] se me ocurre que podríamos pensar en dos tipos de creatividad asociados respectivamente a los dos términos, Manchester y Atenas, que Freeman Dygnon utiliza para caracterizar dos actitudes distintas hacia el conocimiento. La creatividad manchesteriana, estaría asociada a la solución de problemas concretos planteados por la realidad inmediata, mientras que la creatividad ateniense estaría en el origen de conceptualizaciones más generalizadoras.

[...] Hace unos años hubiera terminado este conjunto de comentarios sugerencias e ideas afirmando que yo preferiría, en las condiciones expuestas, ser Europeo pues la creatividad que me lleva a la compresión general y a la unificación del conocimiento me hace más feliz que la creatividad asociada a la solución de problemas según van llegando. Habría añadido sin duda que no hay tecnología sin ciencia, una afirmación muy europea o ateniense.

Hoy, a la vista de lo que observo sobre política cientifica o prestigios culturales no estoy tan seguro de que la ciencia preceda conceptualmente a la tecnología y, consecuentemente, pienso que quizá fuera muy feliz enfrascado en problemas tecnológicos simples y bien definidos con la finalidad de no desviarme mucho de la renta media y a pesar de la falta de ocio o de la relativa inseguridad. Pero quizá este cambio en mis preferencias no sea genuino sino el resultado del éxito momentaneo del modelo cultural americano ... a pesar de Bush.

1 comentario

Anónimo -

ref. foto: El Roto, El País 1/11/2003